Anises rodando en las lisas costumbres
Trompetas blancas deslumbrando perfume.
Pequeñas estrellas de seda asustada
urdidos racimos, familias insignes.
Naranjos de Oriente, los viejos amigos
Rosal de espirales, sutil equilibrio
Ánfora de nácar, crisol de cemento
Brumosos claveles salvajes y tiernos.
Bajo la terraza de la Amanecía
Tuvimos la aurora, el hada madrina
Juntamos las manos, tragando saliva
y fundimos el alma sin sacristía.
Bajo la terraza de la Amanecía
Sellamos leyendas, promesas cumplidas
Juntamos los labios, alzamos la vista
Escapando por siempre de nuestra desdicha
En la terraza de la Amanecía...
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