Política: Me levanto hoy leyendo una noticia que desgraciadamente ya es poco impactante pero que produce un dolor viejo y agudo como el de una muela picada.
ETA ha vuelto a asesinar, esta vez a un guardia civil llamado Juan Manuel Piñuel Villalón mediante un coche bomba en el cuartel de Legutiano (Álava).
Me viene ahora a la mente como días atrás comentaba un antiguo dirigente etarra a un tribunal francés: "ETA es como el último reducto de la resistencia francesa frente a la invasión alemana nazi durante la segunda guerra mundial"
Ese comentario anacrónico refleja sobradamente el sentimiento enquistado de la izquierda abertzale. Siempre con ese cloroformo de ética que nubla la conciencia humana y que convierte a ciudadanos en soldados que nunca echan la mirada atrás. Personas de carne y hueso que acaban siendo fichas de tablero de un juego infame.
En pleno siglo 21 parece mentira que sigan existiendo en Euskadi personas aferradas a esas ideas persecutorias de ocupación, exterminio, opresión y tortura generalizada... y que no tengan la mínima valentía para intentar saltar de ese franquismo ideológico a la democracia de las ideas. Esto es, cuestionando en algún momento los cimientos de cualquier ideología.
Porque cuando nada se cuestiona y se respira dentro de esa burbuja inviolable de demencia, se alcanzan las cotas más altas de cinismo. Por ejemplo cuando ANV argumenta que no condena la violencia porque no sirve para solucionar el "conflicto vasco".
Señores de ANV para que se solucione el conflicto vasco es necesario mucho más que condenar la violencia, eso es cierto. Es necesario consensuar una gran madurez política en la sociedad vasca que ustedes siguen sin conocer. ¡¡Pero si no han dado todavía ni siquiera el primer paso!! (ser autónomos de los designios de ETA)
Así pues despierten de esa maldito letargo e intenten construir una sociedad vasca que considere al ser humano como una unidad inescalable de derechos irrenunciables. Recuerden que hoy a Juan Manuel Piñuel le han quitado la vida, su derecho más básico.
En definitiva mientras continúe esta demencia enquilosada en la izquierda abertzale, queda claro que el final del conflicto está muy lejos y queda claro también que hacer política con ellos en una mesa es sencillamente dar de beber a un cerdo con pajita.
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